Fuente: Clarín – De cerca, parece que estuviera fumigando. Pero lo que Saype hace es pintar. Pinta figuras o escenas muy realistas que, con los pies en la tierra, son imposibles de descifrar para nuestro campo visual.
Se podría decir que Saype pinta para gigantes. Colorea en tonos de grises, con pigmentos que él mismo inventa, gigantografías alegóricas que sólo se comprenden desde el aire. Y que duran menos que un suspiro.
Porque Saype pinta sobre un ser viviente que pocas veces se doblega al plan del artista. Pinta sobre el suelo que pisamos. Si hay sol, Saype lo hace apurado y a determinadas horas del día. En cambio si llueve, se aburre.
O se pone de malhumor: en cuanto seque, habrá que retocar o pintar de nuevo lo que la garúa borró.
Saype pinta sobre césped, sobre barro, sobre arena. Aprendió solo y eligió hacerlo a gran escala porque cree que lo monumental atrae la atención de la gente.Una de las obras monumentales de Saype, hecha en Suiza el año pasado. Foto: Reuters.
Apuesta a concentrar las miradas en un foco que dura lo que una estrella fugaz en el cielo. Porque Saype desparrama su arte sin dejar rastros en la naturaleza.
“El arte y la naturaleza tienen algo en común: son capaces de generar emociones. Por eso, en la mezcla de ambas encontramos una potencia extraordinaria para llamar la atención de la sociedad”, dice este artista francés que se hace llamar Saype, seudónimo que utiliza uniendo las palabras say y peace que, en inglés, significan “decir” y “paz”.
En su DNI figura como Guillaume Legros, nacido en 1989 y criado en la frontera entre Francia y Suiza. Su biografía artística contará que Saype es una de las últimas manifestaciones del land art.
Se trata de una corriente contemporánea que los manuales de historia del arte definen como “un arte de la naturaleza en la naturaleza”, un híbrido surgido del arte conceptual y el minimal que crea a partir de la materia que ofrece el paisaje.
De profundo arraigo en una conciencia ecologista, quienes profesan el land art saben que la obra se completa cuando se erosiona, se transforma o hasta se esfuma completamente por inclemencias climáticas. o porque la cotidianidad del hombre la transita hasta hacerla desaparecer.
Por eso, filmarla o fotografiarla es casi tan importante como realizarla. Es imprescindible documentar el paso por este mundo de esa obra de arte efímera. Y los drones son los mejores aliados.
“Comencé a hacer algunas obras en la calle, pero no tenían impacto en la gente. Hay demasiada polución visual en nuestras ciudades”, cuenta a Viva. Y agrega: “Me mudé entonces a una casita rodeada de verde donde empecé a pensar en la posibilidad de dibujar y pintar sobre el pasto si desarrollaba una pintura eco-friendly. Y pensé que si pintaba a gran escala podría llegar a llamar la atención de la gente”.
Saype sabe cuidar. Antes de artista fue enfermero. Trabajó en un hospital y ese contacto con cuerpos enfermos, dice él, lo curtió en la dimensión del sufrimiento humano.Saype en acción, creando con sus pinturas eco.friendly. Foto:AFP.
“Quería que mi arte sumara algo a la sociedad”, dice. Le llevó tres años desarrollar la técnica de pintura que no dañara el ambiente y en 2015 comenzó a pintar sobre la naturaleza.
“Una vez que uno pone un dedo en la ecología comprende lo complicado que es pensar en todos los aspectos que hay que considerar”, admite Saype.
“La gente suele temer a mi pintura, pero está hecha con elementos tomados de la naturaleza -aclara-. Busco pigmentos blancos hechos de tiza. Pigmentos que son cien por ciento biodegradables. Estudié el impacto en el suelo.”
Ver a Saype mientras pinta es una escena incomprensible: el aspersor que va gatillando escupe mil distintos tonos de grises que él sabe cómo ir dosificando.
Tiene un papelito en la otra mano. Lo mira cada tanto, a medida que se va moviendo sobre el terreno, que él mismo marcó con estacas como si fueran alfileres trazando esa frontera imaginaria que luego será un dobladillo.
“En mis diseños utilizo la anamorfosis, que consiste en deformar las proporciones desde el principio”, cuenta. Es el recurso indispensable para que, al final, la toma desde el dron capte la justa medida de las dimensiones que quiso pintar.
Casi siempre, Saype autogestiona sus proyectos. Vende las fotos aéreas de sus obras y hace videos que sube a su web (https://en.saype-artiste.com). A veces lo contratan gobiernos u organizaciones no gubernamentales.
Desde hace cinco años lleva adelante el proyecto Beyond walls (Más allá de los muros) con el que se propuso unir los cinco continentes con la mayor cadena humana de manos y brazos entrelazados.
El punto de partida fue el Campo de Marte, a los pies de la Torre Eiffel, en París: un apretón de manos de 600 metros de largo. En 2022, además, sus manos abrazadas navegaron por el Gran Canal durante la Bienal de Venecia.
Tres años antes, en 2019, Saype estuvo en Buenos Aires. Viajó convocado por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la ciudad como parte de la celebración del Día Mundial del Reciclaje.
Sobre suelo porteño, Saype pintó una de sus inmensas figuras: 5.200 metros cuadrados sobre el césped de la Plaza San Martín. Ese mismo año, la revista Forbes lo consideró entre los 30 artistas menores de 30 más influyentes.Un trabajo de Saype en Turquía. Foto: EFE.
En España, Saype fue contratado hace unos meses por un grupo de empresas, instituciones y organizaciones públicas y privadas. Reunidas en una alianza que bautizaron StepbyWater, comparten la intención de propiciar lo que ellos llaman “la revolución cultural del agua”: crear conciencia para su uso responsable y conservación.
“Hemos puesto en marcha ‘En nuestras manos’, un movimiento que busca concienciar sobre la importancia de proteger el agua y que apela a la necesidad de entrar en acción para ello”, contaron desde StepbyWater.
El 35 por ciento del territorio español está en alerta o en estado de emergencia por la escasez de agua. En la Argentina, el año pasado, los principales cultivos sufrieron pérdidas del 50 por ciento por la sequía que padeció el campo durante 2022. En el caso de la soja, se trató de la peor campaña desde 1999.
Por eso, contar con una obra diseñada por Saype es un buen golpe de efecto para que los focos apunten a la intención de fomentar el uso responsable del agua. “Hemos creado la primera obra de arte sobre una laguna para llamar la atención sobre el problema de la crisis hídrica”, dicen en StepbyWater.
“Es el mejor lugar para contar una historia -opinó el artista-. Un pequeño espejo de agua y nada más alrededor, en el medio de la nada.”
En ese pantano a casi dos horas de auto de Madrid, Viva pudo conversar con Saype mientras trabajaba en las manos que iban a rodear la laguna de un campo privado en Oropesa, muy cerquita de Toledo.
-¿Cuánto dura una obra tuya?
-Entre un día y tres meses. Depende del terreno. Y del clima. Porque la lluvia, además, hace crecer el pasto más rápidamente. Pero cuando pinto sobre la arena, si hay viento, en un día no queda nada. La arena es para mí una pesadilla. Debo trabajar en un solo día y filmar enseguida. Me sucedió en Copacabana, en Río de Janeiro, en 2022. El alcalde de Río me dijo que la obra tenía que estar lista en cinco días, porque cada metro de playa de Copacabana se llena de gente, pero con la brisa, la arena deshacía lo que yo había pintado durante todo el día. Finalmente lo logré y llegué a tiempo a fotografiar la obra desde el aire.
-Pareciera que sacar la foto fuera más importante que la obra en sí.
-Exacto. Porque es lo único que queda. La obra de arte desaparece. Sin la foto, no queda registro ni rastro de que esa obra fue hecha. Como artista, es muy interesante y poético. Pero vivo en una paradoja. El concepto es más poderoso que mi trabajo.
-Sólo tenés algunas coordenadas sobre el terreno y nada más. ¿Tu arte es pintar a ciegas?
-Sí. Me siento cómodo con eso. Es la magia de lo que hago sin estar viendo el todo de la obra. Mis asistentes, que me siguen desde hace diez años, nunca saben lo que estoy haciendo. A veces tampoco yo mismo lo tengo tan claro. Voy siguiendo una intuición. Pintar sobre la tierra es muy complicado.
-¿Cuál es el aspecto artístico de lo que hacés? ¿Interesa o la obra cumple su cometido cuando genera impacto?
-Yo me pregunto: “¿Por qué hacemos arte?” Esa es la pregunta. Y a mí me interesa generar impacto a través del arte. Me sucede cuando voy a los museos. La mayor parte de la veces, me aburro. Hay arte demasiado conceptual, que no llego a entender. Y si tengo que leer un libro para entender una obra de arte, me bajo. Para mí, una obra de arte, cuando genera un sentimiento, funciona. Es lo que trato de hacer. Lo que se genera en torno es parte de la obra.
-Estuviste en Buenos Aires. ¿Cómo fue la experiencia de pintar el césped de la Plaza San Martín?
-No logré demasiada interacción con la gente. Lo lamenté. Había demasiada congestión, problemas con mis pigmentos. Estuve nueve días pero no me llevé un verdadero sentimiento de cómo es Argentina. Tengo que volver.