Fuente: MDZ ~ La obra data del año 1500 y fue creada por Leonardo da Vinci. Fue subastada por la casa Christie’s por $400 millones de dólares.
Leonardo da Vinci es uno de los artistas más reconocidos de la historia por trabajos como La Gioconda (1503-1519) y La Última Cena (1495-1498). No obstante, únicamente se conocen alrededor de 20 obras suyas siendo una de ellas la más cara del mundo, la cual se subastó en 2017 por un exorbitante precio.
Se trata de Salvator Mundi, que fue pintada con la técnica de óleo sobre nogal y data del año 1500. La imagen muestra a Cristo con un vestido renacentista, impartiendo la bendición con la mano derecha mientras sostiene una esfera de roca cristalina en su mano izquierda, imagen de la esfera celestial con la que era simbolizado su papel como salvador del mundo y maestro del cosmos.
Algunos investigadores creen que se trata de una copia del original perdido y que fue redescubierta en 2005, restaurada e incluida en una importante exposición de Leonardo Da Vinci en la National Gallery de Londres, en 2011-2012. Hasta hoy, muchos especialistas no la consideran como la obra original pese a que se vendió por millones de dólares.
Leonardo da Vinci: el precio de Salvator Mundi
Actualmente Salvator Mundi se encuentra en manos privadas: lo tiene el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, en su yate. Es conocido por ser un hombre muy excéntrico, ya que también compró la vivienda más costosa del mundo, el Chateau Louis XIV, además de tener otras propiedades en varios países.
Fue un consorcio de distribuidores de arte que la redescubrió en 2005 y creyendo simplemente una obra muy sobrepintada, por lo que parecía una copia. Pasaron los años siguientes haciendo restaurar la pintura por Dianne Dwyer Modestini en la Universidad de Nueva York y autenticarla como una pintura de Leonardo da Vinci.
Luego de pasar por la National Gallery de Londres, en 2013 la compró el suizo Yves Bouvier por un poco más de $75 millones de dólares en una venta privada en Nueva York. Más tarde la adquirió el ruso Dmitry Rybolovlev por $127 millones, pero generó una pelea con Bouvier quien fue acusado de inflar el precio.
Tras exhibirse en Hong Kong, Londres, San Francisco y Nueva York en 2017, la casa de subastas Christie’s la puso en su catálogo, pero en la categoría de arte contemporáneo y no de viejos maestros. Finalmente se vendió de manera anónima por un precio de $450 millones de dólares, de los cuales, $50 millones fueron destinados a honorarios.
¿Te imaginabas el estratosférico precio de esta pintura de Leonardo Da Vinci?
Fuente: Ser Argentino ~ Obras de Víctor Grippo y Leandro Katz pasarán a formar parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York. Se podrán visitar hasta marzo de 2024.
Los artistas latinoamericanos lentamente se van sumando a las colecciones de arte más prestigiosas del mundo. En este caso, las obras de dos argentinos —además de las de otros artistas colombianos y chilenos — pasarán a formar parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York.
Se trata de Víctor Grippo y Leandro Katz, dos artistas cuyas obras podrán disfrutarse en la exposición del famoso museo, que fue reabierto en el año 2019. Desde entonces, funciona a partir de una nueva concepción a modo de “laboratorio” o work in progress, a través de la cual las obras rotan de manera dinámica.
En total, son 18 nuevas obras de arte que se suman al recorrido canónico por el museo, en el piso 2 del edificio. Además de los argentinos, también serán incluidos los nombres de las artistas colombianas Olga de Amaral y Beatriz González, y los de los chilenos Juan Downey y Cecilia Vicuña, tal como apuntó el MoMA en un comunicado.
“Entre mediados de los 70 y fines de la década de 1980, en América Latina, la nueva literatura influyente sobre el colonialismo y el llamado subdesarrollo de la región, junto con una ola de dictaduras militares respaldadas por Estados Unidos, llevó a muchos artistas a pensar críticamente sobre lo que significaba ser latinoamericano”, describen.
Además, en la guía del museo se detalla que muchos de estos artistas “observaron las culturas locales e indígenas, explorando cuestiones de pertenencia y herencia a través de la investigación y los viajes y utilizando materiales y técnicas vernáculas. Este giro hacia el interior definió un momento cultural que en muchos sentidos anticipó el pensamiento decolonial y ecológico de los artistas de hoy”.
Las obras de los artistas latinoamericanos van a permanecer en exhibición hasta marzo de 2024, en un entorno en el que convivirán con trabajos de artistas de renombre, como Vincent Van Gogh o Pablo Picasso.
Las obras de los argentinos
“Las obras de Grippo a menudo toman la forma de experimentos científicos, combinando materiales orgánicos con objetos encontrados y esculpidos para demostrar procesos de cambio y transformación”, describen desde el MoMA.
El artista llega al museo con una de sus obras más emblemáticas Vida, Muerte, Resurrección, del año 1980. También estarán en exhibición una serie de esculturas instaladas juntas en Buenos Aires en 1980, que consta de dos partes. La primera es un violín desarmado lleno de maíz, que hace referencia a una antigua técnica utilizada para abrir delicadamente los instrumentos de cuerda. La segunda presenta recipientes geométricos de plomo con porotos rojos en su interior, que fueron germinados y dejados crecer hasta que abrieron los recipientes.
Así puede leerse en el texto que acompaña la obra en la sala: “Metáfora de la fuerza y la persistencia de la vida, esta obra adquirió un significado especial durante la dictadura militar argentina de 1976-1983″.
En el caso de Leandro Katz, serán exhibidas cuatro piezas de su autoría: El Castillo [Chichén Itzá] (1985), Templo de la Cruz Foliada, Palenque (1986), Arco de Labná, después deCatherwood [Fachada este] (1991) y Uxmal, la Casa de las Palomas (1993).
En 1984, Katz recorrió Yucatán con la intención de reconstruir las expediciones realizadas en 1830 por John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood, que fueron los primeros angloparlantes en estudiar las regiones originalmente colonizadas por los mayas en Yucatán, Chiapas, Guatemala y Honduras.
Las fotografías del artista hacen referencia a estas exploraciones. Algunas ponen a prueba la precisión de las imágenes de Catherwood, al revelar cómo el explorador colonial idealizó los monumentos. Otras muestran la mano de Katz sosteniendo las imágenes publicadas, poniendo el foco en su presencia como un acto de recuperación de la historia.
Fuente: La Nación ~ Un estudio firmado del director del Museo del Prado subraya la “gran cantidad de retoques” y la acumulación de barniz que imposibilita la visión de la obra que el año pasado casi se subasta por 1500 euros.
Esa conclusión, basada en el examen de unas fotografías de la pintura, fue ampliada un mes más tarde, durante una inspección presencial de la obra con el fin de declarar el cuadro Bien de Interés Cultural (BIC). Al revisar el lienzo, los especialistas del Prado detectaron cuatro “problemas”. Uno: la “gran acumulación de barnices hace imposible la visión de al menos un 40% de la superficie”. Dos: hay “gran cantidad de repintes y retoques”. Tres: se observan “desprendimientos de la capa pictórica que han dejado la tela al descubierto”, un “peligro” que “amenaza” con reproducirse en otras zonas del cuadro. Y cuatro: el refuerzo de la parte posterior de la pintura “ha perdido adherencia”.
Toda esta información sale ahora por primera vez.
11 de mayo de 2021. Coslada, Madrid. Dos especialistas del Museo del Prado, otros tantos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y uno de la dirección general de Patrimonio de la Comunidad de Madrid se desplazan para ver y analizar la pintura hasta unos almacenes especializados en la conservación de obras de arte. Este es el lugar elegido por los Pérez de Castro, propietarios del cuadro, para guardar el supuesto Caravaggio por recomendación del anticuario Jorge Coll, que actúa como portavoz de la familia. Los investigadores deben asumir un acuerdo de confidencialidad: las fotos de la pintura no podrán hacerse públicas. Un día después, Falomir firma un análisis escueto, pero contundente y revelador, del estado de una pieza que solo unos pocos han podido ver hasta ahora.
El informe, acompañado de abundante material fotográfico, alerta de que hay partes del cuadro en las que se ha caído la pintura, en concreto “junto a la nariz del Cristo y bajo su ojo izquierdo”, además de en la capa de Pilatos. Es decir, se ve la tela, pequeños círculos blancos, según las fotos obtenidas por este diario. Ese “peligro de levantamiento y caída de la pintura amenaza” con reproducirse en otras partes del cuadro “especialmente las zonas de sombras, muy craqueladas y con aspecto inestable”, según el informe firmado por el director del Prado. Además, hay barnices que “han sido parcialmente eliminados en áreas muy concretas, actuación que ha revelado particularidades de las figuras, sin afectar a la totalidad de la escena, que estéticamente está muy descompensada”. Y se detecta un problema con la tela empleada para reforzar la parte posterior del cuadro: “Ha perdido adherencia con la tela original en varios puntos”.
Aunque el representante de los propietarios de la obra considera al Museo del Prado parte interesada, y no objetiva, pues podría querer comprar el cuadro, el estado del reentelado alarma también al especialista enviado por la Comunidad de Madrid, que firma su informe sin ahorrarse adjetivos.
“La oxidación del conjunto reentelado es muy importante”, advierte. “Está muy embotado de adhesivo, lo que hace que presente una rigidez que pone en peligro la obra ante cualquier presión”, subraya. “La adhesión entre ambos tejidos está desapareciendo en algunas zonas, produciendo bolsas en la parte trasera (…) A partir de la pérdida de adhesión empezará a ser compartida la función de sustentación entre tejido y estrato pictórico, que evidentemente va a producir una fractura y desprendimiento de este”, alerta. Y añade: “(Ha habido) repintes invasivos sobre la superficie original. Limpiezas selectivas rompen la valoración de figura y fondo y dificultan una buena lectura de la obra”.
A estas conclusiones se llegó tras meses de grandes titulares en el mundo del arte, que vivió con máxima expectación la aparición de un posible lienzo de Caravaggio (1571-1610). La obra, atribuida en un primer momento al círculo de Ribera, iba a haber salido a la venta por 1.500 euros en una subasta organizada en marzo de 2021. Durante casi dos semanas, el cuadro estuvo colgado en una sala de la casa de subastas Ansorena de Madrid, y por allí desfiló una peregrinación de expertos, anticuarios y curiosos del mundo entero atraídos por la aparición de lo que en el mundo del arte se conoce como un durmiente, es decir, una obra mal atribuida, con un precio de salida irrisorio, y aún sin protección legal, por lo que es susceptible de ser sacada de España y revendida cuantas veces haga falta.
Por eso, antes de la fecha fijada para la puja comienzan a llover las ofertas privadas y millonarias para adquirir la pieza. Esa fue la señal de que en Madrid se había encontrado una rareza exquisita, un auténtico mirlo blanco artístico, ya que el mito de Caravaggio se ha construido a partes iguales sobre la maestría de sus pinceladas y la escasez de su obra.
Se perdieron dos de las tres pinturas con las que el genio del barroco regresaba desde Nápoles a Roma para emplearlas como pago para obtener el perdón por un asesinato; otra desapareció en un terremoto en Nápoles en 1798; tres fueron destruidas durante la II Guerra Mundial, y otra se esfumó en Palermo en los años sesenta del siglo XX, un robo que se atribuye a la mafia. Apenas hay 60 caravaggios atribuidos en todo el mundo, cuatro de los cuales están en España. En consecuencia, el descubrimiento repentino de un cuadro del genio mal catalogado abre las puertas a un negocio multimillonario que depende de que pueda ser exportado: de confirmarse su autoría, y que puede salir de España, puede venderse por más de 100 millones de euros en el extranjero.
El Ministerio de Cultura reaccionó un día antes de que se celebrara la subasta. Prohibió cautelarmente que el cuadro saliera de España. Solicitó que la Comunidad de Madrid lo declarase Bien de Interés Cultural (BIC), lo que impedía que sus dueños, la familia del político liberal Evaristo Pérez de Castro, pudieran pedir al Gobierno central que reconsidere esa prohibición a la exportación en el futuro. Con el descubrimiento estalló una polémica hecha de dinero, arte y fama: las fotos de la obra volaban entre los chats de los expertos, se amontonaban las peticiones para verlo presencialmente, y empezaron a acumularse las opiniones cualificadas que coincidían en que por ese eccehomo había pasado la mano de Caravaggio.
Examen con rayos
Muchos de esos expertos también están de acuerdo en que el estado de conservación de la obra es “regular”, como lo califica la Comunidad de Madrid. De hecho, los privilegiados que en marzo de 2021 consiguieron entrar en la casa de subastas Ansorena de Madrid, y ver la tela, ya habían advertido de que había sido reentelada, que tenía gran cantidad de barnices, que le faltaba el marco y que debía ser limpiada.
Unas valoraciones que contrastan con la de Coll, el portavoz de la familia propietaria. “El estado de conservación es correcto. Necesita una conservación normal para un óleo barroco de hace cuatro siglos. Hay que quitar barnices, pequeñas reintegraciones”, dijo el anticuario, también contratado por los propietarios para investigar y restaurar el cuadro, en una entrevista con EL PAÍS de 2021. Este diario contactó con Coll antes de la publicación de este artículo, pero ha declinado hacer declaraciones.
Para aclarar la autoría de la obra y estudiar a fondo su estado, el Prado aconsejó un examen con macrofotografías, lupas binoculares, Rayos X, luces ultravioletas, o reflectografía infrarroja de alta resolución. Esa investigación, subrayó la institución a los propietarios, se podría hacer sin coste en las instalaciones del museo (las más punteras de España para el análisis y restauración de obras de arte), y duraría entre 48 y 72 horas.
“El estudio se realizaría en un plazo muy breve, por personal altamente cualificado en la materia y garantizándose en todo momento las necesarias medidas de seguridad y conservación”, se lee en la misiva que envió el Prado a los propietarios. “Asimismo, ustedes podrían designar a un representante para que actuara como correo y supervisor de todas las actuaciones”, se añade. “Al finalizar el estudio, se les entregaría copia de los resultados, los cuales contribuirán sin duda a incrementar el conocimiento y prestigio de la obra”.
Pero los dueños declinaron en junio de 2021 el ofrecimiento, aunque lo consideraron “generoso” y “útil”. Además, especificaron: “Se están llevando a cabo los contactos iniciales con los principales expertos a nivel nacional e internacional de la obra de Michelangelo Merisi da Caravaggio, a fin de recabar todos los puntos de vista sobre la obra y que, cabe decir, hasta la fecha han sido positivos”. Y detallaron: “Estimamos que este proceso, de notable rigor, exigirá unos meses más todavía debido, entre otras circunstancias, a las limitaciones que ha impuesto, e impone, la actual situación de pandemia”.
Un año y varias olas del coronavirus después, el proceso parece no haber terminado. La Comunidad de Madrid asegura a través de un portavoz de la consejería de Cultura que la administración regional no ha recibido de los Pérez de Castro, ni, por lo tanto, aprobado, un plan de restauración para la obra, como marca la ley para todos los BIC. De eso se deduce que la pintura se mantiene en el mismo estado en el que lo encontraron los especialistas que la analizaron hace más de un año en Coslada. Hasta allí, por lo que ha podido confirmar EL PAÍS, se trasladan expertos de todo el mundo para valorar la obra. De esas visitas saldrá, presumiblemente, un informe de autoría. Mientras, el misterio del eccehomo atribuido a Caravaggio sigue sin resolverse.
Fuente: Página12 ~ «Nenúfares, en gris», cuadro pintado en 1907 por el francés, será vendido el 28 de junio por la casa de subastas londinense Christie’s. La pieza pertenece a una colección de 15 cuadros, de los cuales 8 están expuestos en el Museo de Bellas Artes de Houston y el Artizon de Tokio.
Christie’s subastará una de las piezas de arte más importantes de Claude Monet el próximo 28 de junio, en el marco del London Evening Sale. Se trata de la obra «Nenúfares, en gris», creada por el artista en 1907, dentro de una serie de 15 pinturas que lo consolidó como uno de los mejores pintores de Francia de ese entonces.
La casa de subastas londinense anunció que el cuadro, que forma parte de una pequeña colección de nenúfares que Monet pintó en un momento de intensa actividad, será subastado en una cifra estimada entre los 25 y 35 millones de dólares.
«Será uno de los platos fuertes de la serie de ventas de Christie’s 20/21 Londres to París, y es el segundo cuadro importante del artista que se ofrecerá en Londres esta temporada«, informó la institución en un comunicado.
La venta de esta obra «sigue a la subasta de Christie’s de la Colección de Anne H. Bass, en la que ‘Nenúfares’ de Claude Monet alcanzó un precio excepcional de 56.495.000 dólares, uno de los mejores precios alcanzados por Monet en 2022″, agregó.
El célebre cuadro permaneció en la colección de Monet hasta 1923, y fue vendido por última vez en 2006, cuando fue adquirido por la Galerie Bernheim-Jeune, y un año más tarde fue comprado por el magnate farmacéutico parisino y devoto coleccionista de Monet, Henri Canonne.
De esta rara serie de 15 Nenúfares verticales de 1907, ocho se encuentran ahora en colecciones de museos, como el Museo de Bellas Artes de Houston y el Museo Artizon de Tokio.
Nenúfares, en gris: cualidades de la obra maestra del artista francés
Para esta obra, explican los expertos de Christie’s, el artista parisino empleó un formato vertical para captar los espectaculares efectos de la luz del final de la tarde sobre su estanque de nenúfares: un largo camino de luz atraviesa el lienzo de arriba a abajo, superpuesto en algunos lugares por grupos de nenúfares.
Con una variedad de técnicas pictóricas, incluyendo pinceladas gestuales, y una miríada de capas de color en las zonas acuáticas, con este formato vertical, «Monet capturó magistralmente tanto los reflejos de la luz en la superficie del estanque, como los tonos cambiantes en sus profundidades y como resultado, este lienzo está lleno de un majestuoso dramatismo visual que diferencia esta serie de otras de la misma época«, informa la casa de subastas sobre la valuada obra.
La serie de Nenúfares que el artista creó en los últimos 30 años de su vida, cuenta con más de 250 piezas hechas en óleo sobre tela, distribuidas alrededor del mundo.
Desde 1883 Monet vivió en una casa de Giverny, una zona tranquila de la norteña Normandía, junto con su segunda esposa y los hijos de ambos. Esa casa contaba con una entrada de agua y un espacio bastante amplio que le permitió crear un lago artificial, construir un puente de estilo japonés y plantar vegetación exótica, como los nenúfares, que suspendidos en el espejo de agua capturó de acuerdo a las variaciones lumínicas y atmosféricas de cada día.
Según detalló a Télam el jefe de Arte Impresionista y Moderno de Christie’s Nueva York, Max Carter, consideró que «Monet fue el más grande de los impresionistas», y añadió:»Los nenúfares fueron su logro más destacado y la exposición de 1909, de lo mejor de la serie en Durand-Ruel, fue posiblemente la muestra más importante de su vida. Nunca se ha visto nada igual, dijo un crítico, mientras que otro lo comparó con la Capilla Sixtina».
En tanto, Keith Gill, jefe de Arte Impresionista y Moderno de Christie’s Londres, opinó que «capturar el momento fugaz fue la búsqueda de toda la vida de Monet y el estanque de nenúfares le permitió experimentar con los efectos transitorios de la luz sobre la superficie del agua».
«Al alterar su punto de vista y utilizar el exitoso formato vertical, no sólo pudo retratar los reflejos, sino que también pudo representar los cambios que se producían bajo la superficie, lo que dio lugar a cuadros poderosamente abstractos que influirían en las generaciones de artistas que les siguieron«, consignó la agencia de noticias AFP.
Fuente: Cronista ~ Las principales casas de subastas vendieron buena cantidad de obra en altos precios que superaron en un 33% lo que tenían estimado. Hubo récords para trabajos de algunos de los más importantes artistas.
En tan sólo dos semanas se vendió en Manhattan u$s 3000 millones, superando en un 33% lo estimado por las grandes casas de subasta. Christie’s vendió 1444 millones, Sotheby’s 1100, Phillips 226 y Doyle y Bonhams hicieron el resto.
Sotheby’s, luego del éxito de 30 obras que ofreció de la colección Macklowe, tuvo una noche espectacular al vender 51 obras en 408,5 millones. De ellas 33 tenían garantía de venta, es decir que con oferta o no, la casa compraría la obra en suma preacordada, sólo el 12% no encontró comprador esa noche y con seguridad alguna se vendió en la semana siguiente en forma privada.
Récord para la obra de Leonora Carrington (3,5) y para Milton Avery que triplicó su estimación (6 millones). Gran precio para un gigantesco Picasso de 130×160 cm donde debemos «adivinar» que la modelo es Maya, la joven que el malagueño conoció a la salida de Galerías Lafayette. La obra es de 1932 que es el mejor período del artista para la mayoría de los críticos de arte. El dueño de la obra es un fanático del pintor y compra y vende sus obras en sumas millonarias, y esta se vendió en 67,5 millones. No creemos que le cambie la rutina de inversiones a Steve Cohen.
Algunos museos aprovechan esta suba de precios y venden parte de sus colecciones para comprar nuevas obras o realizar mejoras edilicias. El Metropolitan logró 38 millones por uno de los 25 bronces de una cabeza cubista de Picasso de la cual tenía dos. Un museo de Ohio se desprendió de un paisaje de 100×80 cm de Paul Cézanne, que logró casi 42 millones.
Sin duda Alberto Giacometti es el escultor más deseado, una de sus «mujeres de Venecia» duplicó su estimación y se vendió en 17,5 millones y la misma suma logró un lánguido retrato de Modigliani.
La pintura del siglo XIX, que era la favorita de nuestros padres y abuelos, cada vez interesa menos y bajan los precios de las mismas. Con buen criterio buscan darle valor agregado e hicieron una venta llamada «Belle Epoque» donde un estupendo Giovanni Boldini logró 1,3 millones. Todavía se puede ver su fabulosa exposición en el Petit Palais en París.
Otro segmento que no remonta en el mercado son los Antiguos Maestros, aquellos que trabajaban antes de 1820. Bases bajas y mucha obra sin vender. Este mes aparecerá a la venta un Beato Angélico que superará los 5 millones, pero es la excepción que confirmara la regla…
Se esperaba un buen precio por una vista de la Iglesia de la Salute en Venecia, realizada 6 veces por Claude Monet con ligeros cambios desde el Palacio Barbaro. El artista fue durante dos meses en 1908, para descansar y no para pintar. Ante la majestuosidad de la «Piú Bella del Mondo», realizó 37 obras y su inteligente marchand se las compró en su totalidad. Se esperaban 30 millones por ella pero la puja la llevó a 56,7 millones. Cuando la pintó Monet tenía 68 años y su arte, sumado a la belleza de la Serenísima, son una combinación fatal.
Grandes precios para las obra realizadas por artistas mujeres, como Anna Weyant (27), recién conquistada por Larry Gagosian para su staff de artistas. Vio multiplicar por 5 y por 10 sus estimaciones. Hoy sus obras realistas con una pátina flamenca, se cotizan entre 500 y 1,6 millones. Lo mismo ocurre con los artistas de raza negra que son las estrellas de los remates. Otro tanto ocurre con la categoría de diseño que logra que se venda la totalidad y en increíbles precios.
Los Asiáticos están muy activos y Christie’s vendió casi 500 millones. Y lo original de la subasta era un feo «Mosquetero» de Picasso que tenía en su casa en el caribe el inigualable Sean Connery, que logró 22 millones.
Fuente: La Nación ~ El debate vuelve a encenderse a partir de una demanda contra el superstar italiano Maurizio Cattelan: un escultor francés le reclama nueve obras como propias.
¿Quién hace una obra de arte? ¿El artista que la imagina y la encarga o el realizador que la materializa? La discusión es vieja, pero se actualiza en estos días con una batalla legal impulsada por un escultor, Daniel Druet, contra el astro del arte contemporáneo Maurizio Cattelan.
El italiano encargó al francés nueve obras entre 1999 y 2006, y Druet ahora las reclama como propias y lo demanda por daños y perjuicios. Su argumento es que Cattelan le pidió las piezas originalmente para instalaciones, pero luego las vendió de manera individual por millones de euros. El caso ya está en los tribunales y se espera una resolución para el próximo 8 de julio.
Entre esas esculturas figuran La Nona Ora, escultura del Papa Juan Pablo II aplastado por un meteorito que se vendió por tres millones de dólares, y Him, un Hitler hiperrealista arrodillado y rezando que alcanzó la cifra de 17 millones de dólares. En declaraciones al diario Le Monde, Druet contó que los encargos de Cattelan no eran claros. “Todo era bastante vago y dependía de mí resolverlo”, definió. También realizó las esculturas del propio Cattelan como un topo que levanta la cabeza del suelo o colgando de un perchero con el traje de fieltro Joseph Beuys, un homenaje al artista alemán que pregonaba, al igual que este caso, que “todo hombre es un artista”.
Es cierto: todo hombre es un artista. El problema está en que lo crean los demás y el valor monetario que se le atribuya a su obra. A Cattelan le han pagado en Art Basel 120.000 dólares por pegar una banana con cinta a la pared: el mercado le atribuye ese valor a su firma. La rúbrica se compone de toda una trayectoria de obras, acciones y reconocimientos, en fin, de la fama de su nombre y el deseo de posesión que despierta, lo que respalda cualquiera de sus locuras en billetes.
Otro ejemplo: una pintura de puntitos pintada por Rachel Howard se vendió en 2008 por 90.000 dólares. Unos meses después, un cuadro igual realizado por la misma artista alcanzó los 2,25 millones de dólares. La diferencia estuvo en que la segunda llevaba estampada la firma de Damien Hirst. Este caso está analizado en el libro La supermodelo y la caja de Brillo. Los entresijos de la industria del arte contemporáneo, de Don Thompson.
Aunque en Instagram el famoso artista inglés comparte videos donde se lo ve trabajando en solitario una larga sucesión de pinturas de puntos, Hirst no hace solo sus obras, sino que tiene un batallón de asistentes. De hecho una vez reconoció a Thompson que sus mejores pinturas de puntos eran las que hacía Rachel, que trabajó para él hasta 2007. “Apenas vendí una, usé el dinero para pagarle a gente que las hiciera, porque son mucho mejores que yo para ello. Me aburro y soy muy impaciente”, declaró a la prensa. Quien llegó a ser uno de los artistas más ricos del mundo, con sus famosas peceras con animales sumergidos en formol, hizo una exposición en la que presentó 1375 obras de puntos de colores hechas por sus asistentes. En Sotheby’s, en 2008, vendió al por mayor de 223 lotes por más de 200 millones de dólares.
Esto irrita particularmente a otro inglés récord, David Hockney. En la puerta de su exposición de 2012 en la Royal Academy of Arts de Londres puso un cartel: “Todos estos trabajos están hechos por el artista, personalmente”.
En el libro The Art of Not Making, el artista multimedia y director del Museo de Arte Contemporáneo de Londres (MOCA) Michael Petry se pregunta por los conceptos de autoría, originalidad artística, habilidad, artesanía y acto creativo a partir de la obra de más de 115 artistas contemporáneos como Louise Bourgeois, Matthew Barney, Mona Hatoum o Ai Weiwei, que tienen una cosa en común: no hacen su propio trabajo.
“Muy pocos no profesionales saben que las esculturas de mármol de Bernini (1589-1680) no fueron esculpidas por él, sino por sus numerosos asistentes –explicó el autor en una entrevista con la revista Artishock –. Él simplemente les daba un pequeño modelo con el que trabajaban para conseguir piezas como Apolo y Dafne, la más famosa. De igual modo, Rembrandt (1606-1669) tenía un estudio con asistentes que trabajaban con él en sus pinturas. Ahora nos encontramos con una situación rocambolesca en la que los comités internacionales de autentificación contemporáneos rechazan que una pintura es de Rembrandt porque sus asistentes habían trabajado en ella, pese a que está firmada por él, siempre ha constado como suya, él reconoció públicamente como propia, y el comprador entendió que es del holandés. Así, ahora tenemos cuadros que son 100% Rembrandt, otros 80%, otros 50%, y los llamados del estudio de Rembrandt”.
La modalidad renacentista sigue hasta hoy. Desde The Factory, la fábrica de arte pop de Andy Warhol, al Studio Olafur Eliasson, que alberga a arquitectos, ingenieros, diseñadores, fotógrafos, los artistas contemporáneos rara vez trabajan en solitario. Todo tipo de artistas trabaja de esta manera. El rosarino y muy internacional Adrián Villar Rojas dice que su obra es fruto de “una suerte de compañía teatral itinerante, sin base fija, totalmente nómade” a la que da instrucciones esperando que no lo entiendan completamente. “El error en la comunicación se vuelve fundamental. En este sentido, no hay forma de transferir nada en forma transparente”, explicó. El prolífico Milo Lockett solía vestir a sus asistentes con un overol que decía en sus espaldas “Yo no soy Milo”. Los veían pintar cantidad de bastidores en serie cualquiera que pasara por la vidriera de su taller en Palermo (se mudó a Tigre hace cuatro años).
La batalla legal de Cattelan y Druet tendrá su resolución en julio. La demanda, por unos 4,5 millones de euros, alcanza a la antigua galería de Cattelan, Perrotin, y al Museo La Monnaie de París, por ignorar sus solicitudes de acreditarlo como el escultor de nueve obras que realizó para el artista italiano. “He dado una patada en el hormiguero”, declaraba esta semana Druet como metáfora del batacazo que espera dar al sistema del arte.
Emmanuel Perrotin, galerista de Cattelan desde hace casi tres décadas, dijo a Le Monde que “si Druet gana, todos los artistas serán denunciados y será el fin del arte conceptual en Francia”. En una audiencia el pasado 13 de mayo en el tribunal de París, Perrotin y Druet estuvieron enfrentados. El abogado de Druet explicó que fue elegido porque tenía el “talento” para el desarrollo de esas esculturas. Y también otro talento más: responder a encargos imprecisos. Al parecer, identificar la precisión en las instrucciones que Cattelan enviaba a Druet para realizar las figuras que le pedía sería un factor clave. Si los jueces encuentran encargos claros y concisos no habría duda de la autoría intelectual del italiano y el rol de ejecutor del francés. En cambio, si las indicaciones fueran dudosas o “vagas”, a decir del propio Druet, el margen para considerar al francés como creador de las piezas se amplía. “Si el señor Druet no existiese, el señor Cattelan seguiría existiendo”, contrarrestó el abogado de Perrotin en la audiencia, al tiempo que señaló que los pedidos del reconocido artista contemporáneo eran muy contundentes y enfatizó que el reconocimiento de su cliente no es sólo por sus esculturas sino por sus instalaciones.
Un fallo en contra de Cattelan podría tener implicancias significativas en el sistema del arte y en la forma en que se conciben la autoría de una obra, el trabajo conceptual y la ejecución artesanal. Y algo más: habría entonces que reescribir prácticamente toda la historia del arte.
Fuente: Ámbito ~ Ocurrió en el Museo de Louvre, donde se exhibe la emblemática obra. El vándalo usó una silla de ruedas y una peluca para llegar hasta el cuadro. También lanzó proclamas ecologistas.
«La Gioconda» -la obra de arte más famosa del mundo, «también conocida como Mona Lisa- fue atacada este domingo en el Museo de Louvre de París por un hombre que arrojó una torta a la pintura, un acto que se suma a los anteriores actos de vandalismo que sufridos por el cuadro pero que en esta ocasión no generó daños y fue rápidamente sofocado por el personal de seguridad.
De acuerdo a descripciones de los testigos, un joven en silla de ruedas y con peluca, fue el autor del atentado contra la obra. Primero habría intentando romper el vidrio a prueba de balas, para luego untar pastel en el cristal. Los vigilantes del museo limpiaron rápidamente el vidrio, momento que quedó registrado en videos y fotos de las decenas visitantes que se encontraban en el lugar.
En uno de los videos que se han viralizado, aparece el atacante, con peluca y gorra, lanzando proclamas a favor de la protección del planeta, mientras que el personal de seguridad lo expulsa de la sala. «Piensen en la tierra, hay gente que está destruyendo la tierra. Todos los artistas piensen en la tierra. Por eso hice eso», grita ante los visitantes el agresor.
La obra, una de las principales atracciones culturales y turísticas del lugar, no ha sufrido daños, ya que el pastel chocó contra el cristal que protege el cuadro.
Los cristales en las obras de arte del Louvre comenzaron a aplicarse en 1907, luego de que una mujer acuchilló un lienzo de Ingres en nombre del anarquismo. Así, desde entonces, las grandes piezas del espacio parisino son protegidos por «vidrios de diamante» de la casa Saint-Gobain, la misma que desarrolló los cristales de la famosa pirámide inaugurada en 1988.
Sin embargo, la protección del famoso cuadro de Leonardo Da Vinci es más bien reciente y en el pasado la obra de arte más cara del mundo -su cotización estimada ronda los USD 2.5 billones- ha sufrido varios ataques.
En agosto de 2009, una turista le lanzó una taza de té, que se hizo añicos al chocar contra la vitrina que la protege. En 1974, mientras estaba expuesta en el Museo Nacional de Tokio, una mujer usó un espray de color rojo para atacarlo, pero no llegó a dañar el cuadro. En 1956 fueron dos los ataques que sufrió. En el primero, un hombre lanzó ácido al cuadro, dañando su parte inferior. A finales de ese año, un pintor boliviano tiró una piedra contra el óleo, provocando un ligero daño.
A principios del XX, en 1911, el cuadro fue robado por un hombre llamado Vicenzo Peruggia y fueron necesarios dos años para recuperarlo: el ladrón había escondido el cuadro en su apartamento hasta que se puso en contacto con la Galería de los Uffizi de Florenzia para intentar venderlo. Tras el «robo del siglo», se multiplicaron las visitas al Louvre y «La Gioconda» se convirtió entonces en un icono popular.
Se cree que Da Vinci trabajó en esta obra entre 1503 y 1517, cuando trabajaba en Florencia y luego en Francia. Pese al largo debate sobre la identidad de la Mona Lisa, durante siglos se ha creído que se trata de Lisa Gherardini, la mujer de un comerciante de seda florentino.
Fuente: Memo ~ Inaugura su muestra en Japón con Atelier 485, con proyecciones de vistas aéreas, Realidad Virtual 360º, Realidad Aumentada (AR), fotografías tradicionales y el uso hologramas, haciendo un recorrido de la obra de la artista, que ha incursionado en la construcción de laberintos de grandes dimensiones, escultura, instalaciones lumínicas, esculturas de hielo, performance, entre otras.
La artista visual mendocina Yamila Marañon, inaugurará este sábado en Tokio, en el Atelier 485, con proyecciones de vistas aéreas, Realidad Virtual 360º, Realidad Aumentada (AR), fotografías tradicionales y el uso hologramas, haciendo un recorrido de la obra de la artista, que ha incursionado en la construcción de laberintos de grandes dimensiones, escultura, instalaciones lumínicas, esculturas de hielo, performance, entre otras.
Tendrán un lugar destacado imágenes de su trabajo en las montañas mendocinas del Parque de las Artes Marañón en el Valle de Uspallata, que permitirán a los asistentes percibir la atmósfera profundamente andina de su trabajo.
Una novedad «made en Mendoza» que no pasará desapercibido en el siempre muy culto país oriental.
A fin de prolongar y permitir repasar la experiencia luego de la visita, se presentará también un catálogo en papel con fotos y reseñas de la obra de la artista multidisciplinaria.
«Desde que conocí a Yamila hace unos 5 años, siento que todos los elementos están conectados por una sola línea. Esperamos que disfruten de la fusión de lo bello, lo magnífico y lo misterioso de sus obras con la última tecnología», señaló el organizador de la muestra, David Takahashi.
Parte de la exposición de Yamila Marañón en Japón anticipada por Atelier 485 Tokyo en su Facebook
Fuente: La Nación ~ El actor, aficionado a la pintura, legó un patrimonio que incluye este lienzo tardío del famoso pintor malagueño; este jueves sale a la venta con un precio de base estimado en US$ 18 millones.
Más curiosa que cara es por ahora la subasta que la casa de remates Christie’s acaba de anunciar para esta semana en su sede de Hong Kong. Se trata de Buste d’homme dans un cadre, de Pablo Picasso, obra perteneciente al patrimonio de los herederos de Sir Sean Connery. La pintura de 1969 será la estrella de la venta nocturna de arte dedicada a los siglos XX y XXI, que tendrá lugar este jueves en el Centro de Convenciones y Exposiciones de Hong Kong. Un cuadro con licencia para matar.Ícono de íconos: Pablo Picasso y Sean Connery
Con la banda de sonido de James Bond como telón de fondo, Christie’s grabó un video que muestra la conexión entre el célebre pintor de Málaga y el genial actor, para muchos el mejor 007 del cine de Hollywood. Connery, que murió en 2020 a los 90 años y coleccionaba arte desde la década de 1980, legó una colección en la que se cuenta este cuadro que saldrá a la venta con un precio de base estimado en 150 millones de dólares de Hong Kong, equivalentes a US$ 19 millones de dólares estadounidenses. Este “ícono de íconos”, propiedad de la sucesión de Sir Sean Connery, será rematado parcialmente a beneficio del fondo de filantropía del actor.
En la información de la casa de subastas, señalan que “por su composición ordenada, de líneas gráciles y decisivas, e intensidad de expresión, este lienzo es una de las pinturas más finas y llamativas del artista de la última década de su vida”.
Fuente: Ámbito ~ La colección de obras de arte Morozov, compuesta por más de 160 piezas entre pinturas, esculturas y dibujos, regresó a los museos estatales rusos, informó por Telegram hoy la ministra rusa de Cultura, Olga Lyubimova.
Con una demora de 20 días, casi la totalidad de las 160 obras de arte de la célebre Colección Morozov que estuvieron exhibidas en París regresaron a Rusia y a sus respectivos museos nacionales después de que algunas de ellas corrieran el riesgo de permanecer en Francia debido a las sanciones relacionadas con el conflicto bélico en Ucrania.
La colección de obras de arte Morozov, compuesta por más de 160 piezas entre pinturas, esculturas y dibujos, regresó a los museos estatales rusos, informó por Telegram hoy la ministra rusa de Cultura, Olga Lyubimova, según consignan Sputnik y la agencia AFP.
«El transporte de todos los cuadros, obras gráficas y esculturas a Rusia duró casi 20 días, y los últimos vehículos de transporte cruzaron la frontera rusa el 2 de mayo», decía Lyubimova, citada por Sputnik.
La ministra rusa también informó que la colección completa de los museos estatales se podrá ver en Moscú durante el verano en el Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin, que inaugurará un proyecto de exposición especial. Por su parte, la Galería Tretiakov también confirmó la llegada de sus obras de arte al museo.
La exposición «La Colección Morozov. Iconos del arte moderno», realizada en la Fundación Louis Vuitton de París hasta el 3 de abril y organizada en colaboración con los museos Hermitage, Pushkin y la Galería Tretyakov, recibió más de 1,25 millones de visitantes en sus seis meses de exposición.
El regreso de la mayoría de las obras a suelo ruso cierra parte del capítulo logístico del traslado terrestre, a través de varios países europeos, que estuvo en duda en un momento debido a las sanciones dispuestas por la Unión Europea debido al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, a pesar de que Francia estuvo de acuerdo con la repatriación de las obras, salvo tres de ellas.
En números, regresaron 67 obras de arte al Pushkin de Moscú, 33 pinturas a la Galería Estatal Tretiakov, 65 al Hermitage de San Petersburgo y dos obras al Museo Estatal Ruso.
Por su parte, dos pinturas de coleccionistas privados pertenecientes a millonarios rusos siguen en Francia debido a las sanciones, así como una tercera pieza que pertenece al museo de Bellas Artes de Dnipropetrovsk (Ucrania), «por medidas de seguridad».
Entre los cuadros que no fueron devueltos está la pintura del autorretrato (1912) de Piotr Konchalovski (1876-1956), considerado el ‘Cézanne ruso’ y que pertenece al millonario Petr Aven, que tiene congelados sus activos como parte de las sanciones adoptadas por la Unión Europea contra Rusia.
El segundo cuadro es un retrato de Timofeï Morozov pintado en 1891 por Valentin Serov (1865-1911), uno de los grandes retratistas rusos, que estuvo en préstamo por el Museo de Arte de Vanguardia de Moscú creado en 2001 por el empresario ruso Moshe Kantor.
La colección Morozov, nacionalizada en 1918, reunió en París 200 obras maestras de la colección de arte moderno francés y ruso coleccionada por los hermanos Mikhaïl (1870-1903) e Ivan Morozov (1871-1921), e incluye piezas de los célebres artistas europeos Paul Gauguin, Vincent van Gogh, Henri Matisse y Pierre-Auguste Renoir, así como los artistas rusos Natalia Goncharova, Kazimir Malevich, Ilya Repin y Valentin Serov, entre otros.
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