Fuente: La Nación ~ Dejaron de lucirse únicamente en el lobby o en el despacho de un alto ejecutivo para ser piezas que se socializan y se aprecian de manera colectiva; el impacto positivo en los colaboradores y la productividad.
En tiempos en que cada vez más son los arquitectos y los desarrolladores de edificios que se preocupan por el cuidado de la salud y el bienestar de sus habitantes, el arte gana lugares en los proyectos inmobiliarios, tanto residenciales como comerciales. Para algunos analistas, los cuadros, los murales o las esculturas comenzaron a cambiar no sólo su función, sino también el significado que éstas tienen. Hasta hace unos cuantos años, contar con objetos de arte estaba más vinculado con cuestiones de nivel socioeconómico que con el bienestar.
“La utilización de obras de arte en las oficinas estaba limitada a los despachos de los altos ejecutivos o era parte de la decoración de lugares de alto perfil con el fin de sostener una imagen ante sus clientes o potenciales inversionistas”, cuenta Ana Moreno, arquitecta y socia fundadora de MP Workplaces, empresa de servicios de arquitectura referente en el sector corporativo. Y amplía: “Desde hace un tiempo esta tendencia comenzó a cambiar en sintonía con estudios y recomendaciones acerca de los beneficios de la incorporación de obras de arte dentro del espacio de trabajo. Hoy son muchas las empresas en todo el mundo que lo incorporan, considerando el impacto positivo que tiene en sus colaboradores”.
Para Mariana Stange, titular del CEO & Founder de Mariana Stange Real Estate, y quien llevó adelante una investigación sobre el tema, el arte y la arquitectura se potencian. Sin embargo, esta mixtura no es tan sencilla de lograr. Aquellos empresarios o desarrolladores que están pensando en adquirir una o más obras para la oficina deben tener en cuenta que existe una pregunta fundamental antes de comprar un objeto artístico: ¿para qué voy a agregar arte al espacio laboral? Luego de haber resuelto esto, es importante estudiar bien el lugar que se le dará al objeto. “Una obra de arte bien elegida y estratégicamente ubicada, realza un sector de la oficina. Además, puede no sólo transformar un espacio, sino también a sus ocupantes. Es algo sutil que genera emociones y sensaciones a quienes entran en sintonía con ella”, explica Stange. Sabido es que el arte va más allá de lo estético, y que convivir con lo bello conecta con la felicidad.
Tanto para Stange como para Gonzalo Meira, director of Markets Transactions de JLL, este fenómeno nada tiene que ver con la moda, sino más bien con una lógica evolución de los lugares de trabajo. “Esto comenzó a verse en nuestro país, en los espacios comunes y, poco a poco, fue ganando lugar en los interiores de los espacios de trabajo. Primero, los cuadros y las esculturas se incorporaron en los lobbies de los edificios y se fue expandiendo”.
Martín Potito, de LJ Ramos, afirma que: “En nuestro país, uno de los referentes en este sentido es Eduardo Costantini. Es el abanderado de esta nueva ola de arte y real estate”. Para Meira, “lo que se busca es generar un impacto en las personas, que no necesariamente implica un incremento de valor en el inmueble, pero sí le puede dar una mayor identidad”, cuenta el broker.
Qué tener en cuenta
A la hora de elegir obras de arte para la oficina es importante tener en cuenta la ubicación que se le dará al objeto, ya que esto determinará: el tamaño porque una obra demasiado grande ahoga y una muy pequeña se pierde; la cantidad de piezas de arte que se tendrá en el lugar, porque no es lo mismo que esté sola o que dialogue con otra. “Cuando hay más de una obra, es importante que exista un equilibrio entre las piezas y que estén bien iluminadas. Y, en lo posible, contar con el asesoramiento de un profesional”, cuenta Stange.
La colorimetría es otro punto vital. Sabido es que la neuroarquitectura le da un rol fundamental a los colores y, especialmente, cuando son utilizados en espacios vinculados con la producción. El objetivo puede ser la búsqueda de la neutralidad y monocromatismo o bien la disrupción y el contraste.
“Los nuevos estándares para el diseño de oficinas, como WELL y el Living Building Challenge, tienen este enfoque positivo de la influencia de los espacios en el bienestar de las personas, y recomiendan la incorporación del arte con este sentido”, explica Marcelo Pueyo, ingeniero y especialista en sustentabilidad y bienestar en espacios de trabajo.
Linda Naiman, socia fundadora de Creativity at Work, empresa dedicada a ayudar a las organizaciones a desarrollar la creatividad, la innovación y las capacidades de liderazgo, está convencida de que “exhibir arte en el lugar de trabajo mejora el rendimiento, el estado de ánimo y el bienestar físico de los colaboradores. Además, logra reforzar los lazos interpersonales entre los trabajadores y los clientes”, cuenta Naiman.
Para Claudia Faena, arquitecta y titular del Estudio Faena, resulta importante incorporar en los espacios de trabajo que interviene tanto la naturaleza como el arte. “La idea es hacer que todo el entorno se convierta en una instalación de arte. Para ello es vital redefinir los límites. Ya así estamos haciendo arte, porque lo que hace el arte es cambiar nuestra visión tanto de la realidad como hasta de nosotros mismos”, afirma la arquitecta. Y agrega: “Mi objetivo es crear espacios que aporten alegría, estimulen la creatividad y den un sentido de pertenencia. Transformar tanto a los espacios como a las personas que los habitan”.
Según Moreno, hoy el arte se encuentra dentro de los ítems del check list. “Ya hay muchas empresas, en especial del sector financiero, que muestra especial interés por darle un rol protagónico en sus proyectos”, concluye la especialista.
Sin dudas, el arte jerarquiza el inmueble donde está instalado. Los especialistas sostienen que si bien es un valor subjetivo, a la hora de visitar un edificio que exhibe obras de arte en sus espacios comunes, la experiencia es totalmente diferente. “No podemos medir en U$S/m² la experiencia, pero podemos hablar de una ventaja competitiva muy importante a la hora de comparar inmuebles. La imagen de las empresas que los habitan se ve impactada positivamente”, cuenta Stange.
Arte, en todas partes
El Grupo(a), firma argentina especializada en el diseño, fabricación y comercialización de productos para la solución de espacios funcionales de trabajo, organizó durante septiembre una muestra colectiva de arte en su planta de producción ubicada en Avellaneda.
La primera Edición del ARCH & ART by Grupo(a)2, reunió a más de 300 obras plásticas pertenecientes a prestigiosos arquitectos nacionales. El evento sirvió para mostrar diversos estilos y técnicas y para llevar el arte y al público a un espacio diferente de trabajo.
Otro caso icónico es el del Grupo Posadas, que llevó adelante en uno de sus parques industriales una intervención artística de 30 piezas gigantes realizadas por el escultor Carlos Regazzoni. “´Somos lo que pensamos´, dice el artista plástico Eugenio Cuttica El arte influye en el comportamiento de los individuos que lo pueden disfrutar y apreciar, potenciando la imaginación, rompiendo la rutina, despertando nuestra inteligencia emocional, aportando equilibrio y pensamiento divergente. Es indudable, estar frente a una obra de arte modifica positivamente nuestro ánimo por la generación de endorfinas y dopamina”, comenta Adolfo Curi, titular del Grupo Posadas.
NY, un ícono en el tema
Nueva York, es un ícono en esta tendencia que integra arte y real estate. Allí, sin dudas, se multiplican los ejemplos. Mahattan invita a disfrutar de un viaje artístico sin necesidad de tener que ingresar a galerías de artes y museos. Una de las obras más impactantes es Groupe de Quatre Arbres. La pieza, que está ubicada en pleno distrito financiero, y que acompaña al edificio de oficinas One Chase Manhattan Plaza, pertenece al artista plástico francés Jean Dubuffe. Ésta se caracteriza por sus rítmicas formas curvas en blanco y negro, contrastan con las líneas rectas de los edificios.
Otro caso digno de ser mencionado es el del edificio 550 Madison Avenue. Éste rascacielos posmoderno, diseñado por Philip Johnson y John Burgee en 1984, recientemente llevó adelante reformas en su lobby. El consorcio encargado del arreglo no sólo buscó preservar la esencia original del lugar, sino que además incorporó grandes ventanales en su extremo occidental, así como materiales decorativos como terrazo, cuero y mallas de bronce. En el centro del espacio, el artista polaco-alemán Alicja Kwade montó una instalación de mármol con forma de esfera que cuelga con cadenas del techo abovedado, a 3,6 metros sobre el suelo. Algunos críticos sostienen que la intervención remite no sólo a un “viaje cósmico” sino que -en cierta forma- invita a repensar la magnitud del ser humano en el universo.