Fuente: La Nación – El presidente Lula da Silva, Xuxa, Laerte Coutinho, Ivan Lins, Liniers, Ariel Tarico, María Teresa Andruetto y Rep, entre otros, despidieron en redes sociales al querido humorista y escritor brasileño, que falleció este sábado en Río de Janeiro.
Causó consternación en América del Sur la muerte del escritor, dibujante, caricaturista y periodista brasileño Ziraldo Alves Pinto (conocido como Ziraldo), anteayer, a los 91 años en su casa en Río de Janeiro, según informó su familia. Desde el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva hasta la cantante y conductora Xuxa, pasando por la historietista Laerte Coutinho, el músico Ivan Lins, la escritora María Teresa Andruetto, el dibujante Liniers, el humorista Ariel Tarico y la editora Mercedes Güiraldes, de Emecé, donde se habían publicado algunas de las obras más conocidas del escritor, lamentaron la muerte de Ziraldo, el inolvidable creador de El gusanito de la manzana, Una maestra macanuda y El Pibe Piola. Su primer libro, de 1969, fue Flicts, la historia de un color raro y diferente. Había nacido el 24 de octubre de 1932 en Caratinga, en el estado de Minas Gerais en donde pasó su infancia. Toda su carrera artística se desarrolló en Río de Janeiro. Publicó más de cien libros y vendió más de diez millones de ejemplares.
“Brasil perdió este sábado a uno de los mayores exponentes de la cultura, la prensa, la literatura infantil y el imaginario del país -escribió ayer el primer mandatario brasileño en su cuenta de X-. Caricaturista, historietista, escritor y periodista, Ziraldo es nombre omnipresente en la cultura popular brasileña”. Ziraldo obtuvo el prestigioso Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos en 2008. “O Menino Maluquinho [el Pibe Piola en la Argentina, el Polilla en España], su personaje más conocido, pobló mentes y la imaginación de niños de todas las edades en todas las regiones. Es un libro que se convirtió en película y obras de teatro, inspiró canciones y viene siendo transmitido de padres a hijos como sinónimo de inocencia, curiosidad y belleza”, agregó Lula da Silva.
Fue famoso por sus obras clásicas de la literatura infantil y, en su país, un referente (al nivel de Quino en la Argentina) de la historieta y las artes gráficas. Como periodista y humorista, integró el equipo de O Pasquim (El Pasquín), un semanario de prensa alternativa fundado en la década de 1960 que denunciaba los atropellos de la dictadura militar brasileña, y condujo el programa televisivo Etcétera.
“Lo conocí en 1991 cuando Emecé lo invitó para promocionar El Pibe Piola, con traducción de Juan Forn, en coincidencia con que Xuxa tenía su exitoso programa de televisión El show de Xuxa, al que lo invitó-dice a LA NACION Güiraldes, que tradujo El chico de la historieta, de Ziraldo-. Eran amigos y ella lo reconocía como uno de sus descubridores. Vino para tratar de conseguir que El Pibe Piola se conociera en el país tan bien como en otros países de América Latina. Iba a estar una semana en Buenos Aires pero tuvo un neumotórax, por lo que debió operarse acá, en la Clínica del Sol, y se quedó más de un mes. Vinieron su mujer y sus hijos a visitarlo, nos vimos muy seguido y nos hicimos amigos. Era divertídisimo, amaba el fútbol y Buenos Aires, y era muy querido. Era amigo de muchos dibujantes argentinos como Quino, Rep, Fontanarrosa y Crist. Decía que los dibujantes del mundo entero formaban una comunidad mucho más unida que la de los escritores”. También, que todos los dibujantes latinoamericanos se habían formado mirando los dibujos e historietas de José Antonio Guillermo Divito.
“Fue en tu programa, Etcétera, que mi vida en televisión comenzó… -escribió Xuxa en su cuenta de Instagram-. Desde entonces siempre has sido parte de mi vida, de mi historia, de la historia de la Fundación y de tantos niños. Gracias por todo lo que has sembrado y un beso en tu corazón. Vaya con Dios”.
“Fui su amigo y lo veía cada vez que iba a Río, algo que en una época hacía con frecuencia -cuenta el editor Daniel Divinsky a este diario-. Almorzábamos en el hotel Ouro Verde, en Copacabana, que a él le gustaba mucho. Lo había conocido por mi relación con la gente de O Pasquim, un semanario humorístico contestatario que desafiaba a la dictadura brasileña: él lo codirigía con Jaguar, otro humorista gráfico, que estaba casado con la escritora Olga Savary, a cuya casa fui varias veces. Ziraldo era muy amigo de Quino; los dos habían el mismo año”. Además de libros para chicos, publicó libros humorísticos.
“Siempre escribir es más difícil -dijo en una entrevista con la Universidad de Alcalá, al recibir el Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos-. Todos los escritores del mundo, si tuvieran un poco de tiempo, mejorarían su texto, por eso yo nunca releo lo que escribo. El dibujo es y está terminado. Lo mejor, en todos los casos, es tener una buena idea. El dibujante tiene una idea simple, la decodifica y se emociona en un instante. Hay quien dice que un buen dibujo salva cualquier idea, yo no, creo que es lo contrario, una buena idea es capaz de salvar cualquier dibujo”.
Se destacó como promotor de la lectura en su país y en América del Sur, y como un gran defensor de la educación pública y los programas de alfabetización, en los que colaboró a lo largo del tiempo. La editora Daniela Azulay despidió a Ziraldo en su cuenta de Facebook con un fragmento de El chico de la historieta (que forma parte del catálogo deEdiciones Continente): “Entonces una voz le dijo: ‘Tomá la palabra ‘palabra’. Podés descomponerla en otras dos: ‘pala’ y ‘abra’. Pala es una herramienta, un instrumento. Abra es una forma del verbo abrir. Por lo tanto, la palabra es, al mismo tiempo, instrumento y puerta. Ahí está la salida que buscabas’”.